Saturday, July 09, 2016

Dormir o no dormir... esa es la cuestión

Dormir o no dormir se convirtió en todo un dilema. Puede parecer una decisión sencilla, si tienes sueño duermes y si no, pues no duermes. Si hubiera sido tan sencillo no ocuparía un apartado por sí mismo.


Como he comentado en más de una ocasión, dormir me resultaba fácil. El primer mes apenás podía estar tres horas despierta. La culpa de esto la tuvo el exceso de medicación, de los opiáceos y relajantes musculares. Vivía en una nube, había dolor pero yo flotaba. Apenas recuerdo nada de ese primer mes, dormía.


Después comenzaron a reducirme la medicacion pero apareció la falta de concentración y de memoria. Como todo me salía mal o me era imposible realizar tareas sencillas, volví a la cama, seguía durmiendo.




Me detectan la depresión aguda, me retiran los relajantes y a mi botiquín se suman los antidepresivos. Dejé de dormir. No es que durmiera menos, que eso hubiera sido bastante fácil, es que apenas dormía dos horas al día. No sé si habéis padecido alguna vez de insomnio, para mí no era la primera vez, era algo bastante conocido para mi desde mi época de estudiante. Cada vez que tenía exámenes o problemas en clase aparecía, algo que, por supuesto, no ayudaba nada a mi rendimiento escolar. Ahora regresaba y, en esta ocasión, con mucha más fuerza.


Cuando no podía dormir me alteraba de tal modo que me provocaba hasta taquicardias. El dolor de estómago cada vez era mayor, por no hablar del mal genio que me gastaba. Me convertía en una persona insoportable y de lo más negativa. Era el “bajón” andante, poca gente se le ocurría preguntar qué tal estaba porque sabían que la respuesta no iba a ser para nada buena.


Pronto descubrí que era lo que me sucedía y, espero de corazón, que a nadie más le pase. Me dijeron que dejara los relajantes musculares y yo lo hice. Claro, el problema es que después de más de dos meses de relajantes musculares diarios no se debe dejar nunca de golpe. Yo no lo sabía, los médicos me dijeron que era mejor dejarlos y así lo hice. Cuando les conté lo que sucedía y cómo había dejado de golpe la medicación, la bronca fue monumental. Decían que era de “sentido común” dejar la medicación poco a poco, de manera gradual y no de golpe. Reitero que eso yo no lo sabía y que tampoco me informó nadie de cómo se debía hacer.

El dar por hecho que yo sabía cómo había que hacerlo casi me cuesta un gran disgusto. Por suerte, recurrí al médico y se pudo solucionar, aunque me tocó volver a tomar relajantes musculares. Que os sirva mi desliz de aviso y que no os pase como a mí, antes de dejar de tomar cualquier medicación preguntad a vuestro médico.

No comments: