Sunday, June 26, 2016

Primera semana. Acostumbrándome a mi nueva situación

Qué razón tenía el médico en que los primeros días serían complicados, bueno, en realidad él dijo que podrían serlo, pero me siento menos rara si creo que esta situación es “normal”. Como ya os comenté me costó asimilar mi situación unas horas o puede que incluso un día, no lo recuerdo bien, tengo bastantes lagunas de esa primera semana. Finalmente, decidí que tenía dos opciones: o hundirme o salir de ésta. Por suerte elegí la segunda.
Como ya tenía claro qué es lo que quería decidí afrontarlo directamente como pude en ese momento. Lo primero, decírselo a mi padre, a mi hermana y a las amigas más cercanas. Hubo varias reacciones, primero, mi padre, él no lo entendía. Su hija, la que siempre le hacía reír, se encontraba llorando frente a él sin poder apenas hablar, contando que tenía depresión, algo que sólo tienen los débiles (pensaba él). No podía ser que su hija tuviera depresión por una caída cuando años anteriores había superado la muerte de su madre y de más seres queridos, llevando siempre la riendas de la situación. Intentó tranquilizarme como pudo, y el asombro y miedo de sus ojos me hizo llorar con más desesperanza, más por el miedo que por el asombro, nunca me había visto así. Mi hermana fue totalmente al contrario, le dio la risa, no porque no le importara lo que le estaba diciendo ni porque no estuviera preocupada. Estoy segura de que fue su forma de afrontar esta situación desconocida. También he de decir que cuando se lo decía pasaba del llanto a la risa en décimas de segundo, e incluso había momentos que hacía las dos cosas a la vez, así que no me extraña de que alucinara con la situación. Y mis amigas, mis chicas, les mandé un whatsapp de audio y en poco tiempo me contestaron todas (y cuando digo todas, son todas). Sus palabras de ánimo, su apoyo incondicional, su forma de decírmelo… en fin, que en la vida podré agradecerles y explicarles lo que significó ese momento para mí. Fue un empujón hacia delante cuando me caía de espaldas, me sacaron del hoyo o, al menos, me hicieron ver la luz desde la profundidad. Todos ellos, sin excepción, entendieran o no lo que me pasaba, estuvieron allí, ahora me tocaba a mi no defraudarles.
Comencé con el tratamiento y busqué ayuda psicológica que me hiciera más fácil pasar este trance nuevo para mi. Yo que creía que podría controlar mi mente y mis pensamientos y, sin embargo, parecía que mi cabeza la habitaba alguien que no conocía, no era yo. Es difícil de explicar, pero cuando tienes esa sensación, tu mundo y tus creencias se desmoronan. ¿Cómo es posible que algo tan mío como es mi cabeza tenga vida propia? ¿quién la controla? porque está claro que no soy yo.
El segundo día de medicación fue el peor de todos, llegó un momento en que pensé que me daría un ataque al corazón y ahí terminaría todo. Puedo parecer exagerada y seguro que lo era pero nunca y remarco NUNCA había tenido esas palpitaciones como si el corazón me fuera a salir del pecho, apretaba la mandíbula hasta el punto de contracturarla, mis pies no estaban quietos, me faltaba el aire, entré en pánico. Los ataques de tristeza que había tenido antes eran un chiste comparados con los que tenía en esos momentos, me dolía el estómago de tanto llorar, agotaba los paquetes de pañuelos en pocos minutos… ¿pero qué me pasaba? ¿necesitaba llamar a un médico?. Y entonces recordé las palabras del mío: “los primeros días pueden ser complicados, con picos de ansiedad…”, respiré hondo y me tranquilicé un poco. Y, por suerte, el día pasó y el siguiente fue un poco mejor.
El tercer día me levanté con las manos hinchadas, apenas podía mover los dedos, parecía que llevaba unos guantes y las sentía adormecidas. Por suerte, las taquicardias no aparecieron, sí que lo hicieron los llantos y los apretones de mandíbula pero parecía que todo iba mejor.
El cuarto día, las manos volvieron a estar hinchadas, pero tenían algo más de circulación. Ese día fue algo extraño, no sentí tristeza ni llantos, estaba eufórica. Como os lo cuento, no era felicidad normal, era al extremo. Sabía que tenía dolor (como todos los días) pero me daba igual, era capaz de cualquier cosa, era fuerte, era invencible. La frase que recuerdo decirle a unas amigas ese día fue: “Podría tener una pierna colgando y salir corriendo sin que me doliera”. Necesité mucho control sobre mi misma para poder calmarme, detenerme y darme cuenta que esa sensación no era real. Físicamente no estaba bien y cualquier exceso hubiera sido fatal.
El quinto y sexto día fueron mejor, o eso creo. La euforia aparecía de vez en cuando pero la mantenía a raya. No hubo crisis de nervios, ni llantos descontrolados ni ganas de comerme el mundo como si fuera superwoman.
Y, por fin, superé la primera semana de tratamiento. Lo había conseguido, la medicación funcionaba, ahora sólo quedaba aguantar otros seis meses más.
Nota: esta imagen es uno de los regalos sorpresas que me hizo una de mis amigas, no fue el único. 

9 comments:

Unknown said...

Hola!!Esperanz a me alegro muchísimo de que hayas elegido la opción de salir adelante, no ahí que decir que todo en esta vida cuesta, pero yacse sabe todo lo bueno viene con esfuerzo animo y para adelante.
Un saludo y besos

Melibeate said...

Eres una persona incleiblemente maravillosa

EPCC said...

Muchas gracias Marian,
No ha sido fácil pero estoy mucho más cerca de salir de esta. Y todo esto tiene un lado positivo y es que el haber vivido este momento hace que ahora comprenda mejor a quien lo pasa.
Bsts
Espe

EPCC said...

Muchas gracias guapa!
Ya sabes que parte de "culpa" de mi mejoría la tienes tú, así que me has contagiado tú esta personalidad.
Bsts
Espe

Unknown said...

Como tú bien has dicho, has pasado por baches peores... y las dos sabemos que vas a acabar resurgiendo, y cuando lo consigas del todo, vas a ser imparable!

Profe poeta y pirata said...

Mi querida Espe.
Eres una persona absolutamente maravillosa. Con un corazón gigante y una enorme fuerza. Aquí me tienes para lo que necesites.

EPCC said...

Gracias hermanita. Aún me queda mucha guerra que dar y muchas risas que sacar, tanto a mi como a los demás. Un besazo. Espe

EPCC said...

Muchas gracias Eli, ayuda mucho tener tanta gente maravillosa alrededor apoyando, tanto los que están cerca como en la distancia. Nos vemos muy pronto en un día muy especial 😉 Un besazo. Espe

Miedo a la luz said...
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